Los cuentos infantiles siempre traen valores en su interior, es el educador quien decide cómo y cómo explorar esta oportunidad.
A veces, incluso para los adultos, que ya tienen más experiencia en el mundo, es difícil leer entre líneas e identificar cuál es la mejor actitud para lograr un resultado, imagina lo complicado que es para un niño entender esto relación.
Es más difícil para un niño pensar en lo que está bien y lo que está mal cuando se trata de valores humanos, ya que es algo muy abstracto.
Es en este contexto que los cuentos infantiles traen la visualización de estos conceptos, en un entorno de fantasía, a través de los personajes y sus actitudes en su vida cotidiana. Mostrar al niño que todas las actitudes tienen una consecuencia, a través de una historia placentera e inspiradora.
Los relatos acercan personajes o personificaciones con actitudes muy cercanas a la vida cotidiana del alumno, aportando un referente palpable, para que el niño es capaz de asimilar que una determinada actitud o un determinado concepto sobre algo, correcto o incorrecto, conlleva siempre una consecuencia. Dado que analizar una situación fuera de ella es mucho más fácil, es más fácil para el niño analizar las conductas correctas o no si no está incluido.
Las historias aportan lo abstracto a la comprensión de los niños, aumentando así su experiencia y vivencia, mejorando así sus posibilidades dentro de las relaciones sociales.
El educador puede proporcionar una mejor sistematización de conceptos abstractos y trabajar en la criticidad del estudiante leyendo historias a sus estudiantes.
Las historias enseñan a los niños a crecer y pensar.
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