En diciembre, CNN Brasil abordó un caso curioso y diferente que sucedió en Goiás. Una mujer fue denunciada en la ciudad de Pirenópolis, donde trabajaba. A los 26 años, Débora Barros dos Santos está siendo acusada de mentir al decir que tenía leucemia y necesitaba tratamiento. Con la mentira, logró recaudar R$ 12 mil en crowdfunding realizado en el ambiente laboral. La Policía Civil investiga ahora un posible golpe de Estado.
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Inicialmente, Débora fingió que se enfrentaba a una leucemia y siempre decía que no se encontraba bien. La recepcionista de la misma empresa informó al CNN la mujer estaba sangrando orejas y por la nariz, dejando que la historia penetre hasta su sufrimiento.
“Estábamos muy conmovidos y con mucho miedo de perder a nuestra colega, así que hicimos crowdfunding, rifas y donaciones para ella”, informó la recepcionista. Luego del caso, los trabajadores recolectaron dinero para que la amiga tuviera un apoyo económico, con el fin de ayudarla en el proceso; sin embargo, el estafador se negó a ir al médico.
Tras la denuncia, Tibério Cardoso, jefe de la policía de Pirenópolis, dijo que Débora pidió ausentarse del trabajo para realizar unos tratamientos. Tiempo después, regresó con algunas partes de su cuerpo cubiertas de escayolas.
El novio de la chica empezó a sospechar de la acción y comenzó a investigar los hechos, pero no encontró indicios de que la novia realmente estuviera enfrentando la enfermedad. Tras el hallazgo, los compañeros de trabajo buscaron a la policía, pues la mujer aún se negaba a presentarse a los exámenes médicos.
Los empleados se comunicaron con el Hospital Araújo Jorge, donde Débora aseguró ser atendida. Asombrados, los colegas descubrieron que el “paciente” no estaba en el sistema de tratamiento local. El mismo grupo que llamó a la hospital comenzó a confrontar a Deborah. Como resultado, el estafador ya no fue a trabajar.
“Esta historia nos conmocionó, sufrimos psicológica y económicamente”, dijo el chico de la recepción. Tras ser descubierta por sus propios compañeros, la mujer huyó de la ciudad, habiendo engañado a unas 200 personas.
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